miércoles, 10 de diciembre de 2014

EDITORIAL
La Mala Prensa
Casi por finalizar el 2014 reflexionaremos sobre algunos aspectos de nuestra colectividad que necesitan ser mejorados. Si recortamos y mostramos el accionar de asociaciones, dirigentes y profesionales podemos  entender cómo vamos. El tema que abordaremos ahora será una autoanálisis a nuestro gremio, la prensa peruana en Buenos Aires y la forma de comunicar.
La responsabilidad y función de los comunicadores sociales es de informar y contar historias de lo que pasa. Las técnicas de hacerlo y las formas de investigar, de conseguir datos y la experiencia de trabajo muchas veces avaladas por la trayectoria de un profesional constituyen un camino para crear un medio de prensa. Tal vez sea nuestro caso y el de algunos colegas. Pero en la colectividad convivimos con otras formas.
La Argentina es generosa y permite que cualquiera que tenga interés y recursos pueda acceder a un espacio de comunicación alternativo. Y si el emprendedor además es avalado por empresas o reúne un público que lo respalda adquiere entidad. Así, con algo de improvisación aparecen además entre otros, entusiastas comerciantes devenidos a periodistas, músicos u artistas devenidos a conductores o profesionales de los medios, convalidando discursos que en largo plazo se toman como ciertos sin comprobar la veracidad de lo que se dice.  Si a esto le agregamos la opinión personal a veces malintencionada, con intereses, con obsecuencia o con ignorancia, el público corre mucho riesgo de desinformarse.
Ejemplos hay muchos; en las radios zonales, en los diarios, en internet y redes sociales. El que quiera oír que oiga. Entran en pugna el derecho a la privacidad y al honor versus el de la libertad de expresión. El abuso de este último lleva a confusiones. Producen ruido en la audiencia y lejos de ofrecer información, van detrás de los escándalos y de otros intereses. La prensa improvisada que  se basa en voluntarismo, en sólo lo empírico, sin reglas, sin técnica, ni contenidos. Opina de acuerdo al momento.
Lamentablemente es una herencia de cierta prensa amarilla peruana o chicha que nos recuerda los años noventa de Fujimori. Se debate de temas y pleitos internos que nos alejan de otras urgencias.  Cada vez es más difícil encontrar espacios alternativos de encuentro y sana comunicación donde se respete al otro, que reúna a los compatriotas, que acerque información veraz, que informe de la actualidad local y nos involucre con la realidad de nuestra patria adoptiva.
Así en las últimas semanas, particularmente en las redes sociales donde todavía no hay regulaciones, aparecen pseudo periodistas que enlodan a sus enemigos, calumnian a quienes tenían la osadía de enfrentarles, amenazan a los que lo incomodan. La falsa investigación moldeada por intereses creados que con animosidad y alevosía lleva la bandera de la denuncia sin fundamentos, con impunidad, sin escrúpulos. La critica por la crítica misma sin propuestas y basados en el sensacionalismo. Los discursos deben de además de denunciar, proponer espacios de debate con opinión de especialistas que ayuden a entender y resolver diversas problemáticas.
Los comunicadores  tenemos un gran desafío y un compromiso con el aquí y ahora. La radio, grafica y tv necesitan de oxigeno y profesionales serios. La colectividad peruana merece y necesita profesionales en los medios.
El comunicador es una pieza importante y uno de los ejes de integración de nuestra colectividad. Es una imagen y una ventana de cómo nos miran de afuera. Empecemos a limpiar y mejorar. Hay mucho por aprender y si la familia está dividida, el sentido de patria lo estará. Nuestra línea de trabajo seguirá con la propuesta permanente de ser un espacio de dialogo, sano debate y siempre con propuestas concretas y claras.
Gustavo Huayre
Director
gustavohuayre@choloconche.com